sábado, 2 de febrero de 2013

Pasión serpenteante

Lorena

El cielo se tiñe de un naranja personal y único, acompañando al aire fresco y seco que satura las calles de la vieja Madrid. Ambos pasean agarrados de la mano, entrelazando con esmero sus ágiles dedos, buscando con la mirada un íntimo lugar, y una inconsciente sonrisa en los labios del otro.
Entran en el local, y un suave e intenso olor a especias, tierras del oriente medio y miel, les abofetea amistosamente, invitándoles a adentrarse en un exótico mundo escondido en un recipiente llamado Narguile.
El dependiente de oscura piel tostada, les ofrece acomodarse entre cojines y suaves telas provenientes de un lejano país.
Rezagados, uno apoyado en el pecho del otro, fuman con mesura de la alargada y esbelta figura de cerámica, que expulsa afrutados olores traídos de mundos desconocidos.
La habitación, inundada de humo y una suave música bañada en cascabeles, guitarras enloquecidas y traviesas flautas, oculta y resguardan a los dos jóvenes, que el uno muy cerca
del otro se miran a los ojos, susurrándose al oído secretos y deseos prohibidos que tan solo ellos conocen. Las palabras de la joven se escurren por el cuello del chico, que escucha con esmero y atención. La mano de él se escapa hacia el pelo de ella, acariciándola, invitándola a que continúe confesando lo que ambos ya saben.
Se muerden los labios, propios y ajenos, se devoran con la mirada y descubren entre el humo, el íntimo olor del amante, siempre presente y salvaje.
Se hablan tan cerca que sus labios rozan y acarician los del otro, bailando con pasión una danza árabe, adivinando el sabor de la boca del otro, que si no recuerdo mal, era el de un dulce y perfumado batido de plátano.
La luz tenue y apagada les oculta de los pocos testigos de su amor, y el color ocre y cremoso de la habitación inspira a soñar con aromáticos aceites y sensuales caricias.

"¡¡نقطة لريال مدريد!!"